sexta-feira, 4 de dezembro de 2015

Rompiendo Ataduras


 


Historia y la voluntad soberana de Dios han determinado que tuve en mis manos una orden judicial requiriendo la devolución de algunos de nuestros templos a la Iglesia Episcopal. Estos templos, sin excepción, fueron construidos con recursos y gran esfuerzo de miembros fieles que han sido parte de estas comunidades por décadas.

Justo he firmado esta orden, cumpliendo lo que la ley me requería. Cuando acepté el llamado de Dios a mi vida, lo hice con cuidadosa deliberación pero nunca imaginé encontrarme en tal situación.

Mientras estuve reflejando en la Palabra de Dios  vi que lo que nos ataba a está institución ya no nos ata. Estamos completamente libres, ya sin alguna conexión a la Iglesia Episcopal. Hoy, después de que un buen educado licenciado salió de mi oficina leí este versículo:

“Cortaron las amarras de las anclas, abandonándolas en el mar, y aflojaron los remos que servían para guiar el barco. Luego alzaron al viento la vela delantera, y el barco comenzó a acercarse a la playa.” Hechos 27:40

Uno puede leer el texto nuevamente y ver que cuando se cortaron las amarras de las anclas, esta conexión se cortó y pudieron libremente llegar a la playa. Luego llegaron a Malta, establecieron una iglesia allí y salieron a Roma. Todo esto ocurrió cuando estas amarras a algo que aparentaba darles seguridad fueron soltadas. Crecimiento y un soltar de la Palabra de Dios resultó. Dios derrotó la tormenta y el evangelio siguió su avance sin barrera.

No considero que esto sea fácil. Vi con mis ojos la construcción de nuestra catedral: estuve cuando comenzó la excavar para los cimientos y observé cuando fue construido ladrillo por ladrillo. También allí experimente batallas espirituales y bendiciones sin número. Fui bautizado allí a los 23 años cuando conocí a Cristo y nací de nuevo. Sin embargo, creo firmemente en el testimonio de la palabra de Dios el de la historia: “El esplendor de esta segunda casa será mayor que el de la primera “ (Hageo 2:9). Está en nuestras manos el trabajar duro para que esto sea una realidad. Dios está con nosotros entonces la Iglesia continua. Como nuestro Obispo Robinson le encantaba cantar: “Esto es trabajo santo, nadie lo puede parar.”

Les llamo a mantenerse firmes para hacer de esta Iglesia y diócesis algo que nadie ha visto en este país desde que llegó el liberalismo doctrinal que consumió y está destruyendo el anglicanismo histórico brasileño. Nosotros somos el remanente fiel, la Iglesia fiel que está creciendo. Somos la cara de un anglicanismo brasileño renovado con el apoyo de más de 2/3 de la Comunión Anglicana mundial. Nuestra diócesis tiene 45 congregaciones y entre ellas está la congregación más grande de toda Latinoamérica Este es quien somos. Nuestro trabajo es extremadamente importante.

Templos vacíos no pueden servir la alabanza del Dios viviente. Mientras que nosotros tenemos la Iglesia, ellos tienen templos. Desde la perspectiva de Dios, ¿Cuál opción es mejor?

El mundo anglicano nos está mirando. Estemos unidos en espíritu, poniendo a un lado nuestras diferencias, y alumbremos la luz de Cristo para que el mundo vea. Seamos abiertos al Espíritu Santo para que El nos de un avivamiento. Que muchos del mundo lleguen a nuestro aeropuerto emocionados a ver lo que Dios está haciendo en esta tierra a través de esta parte de su Iglesia. Dejemos lo cómodo y recibamos la palabra de Pablo a Timoteo cuando dice:

“Por eso te recomiendo que avives la llama del don de Dios que recibiste cuando te impuse las manos” (2 Timoteo 2:6)

Yo amo a Dios y he dado mi vida a su servicio. Entiendo que mi tarea es de pelear la buena batalla de la fe para esta Iglesia. Heme aquí. ¡Permanezcamos firmes!

+Miguel
Obispo Anglicano 
Recife



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